El conjunto de trabajos aquí reunidos apuntan a una lectura crítica del proceso de globalización, rasgo distintivo que resume el carácter expansivo de la fase actual de acumulación capitalista en el plano mundial, y que, a juicio del autor, representa, ante todo, el resultado de un proceso político: el resultado del retroceso que, con desfases y despuntes diversos, se observa, a partir de 1968, en las luchas y los niveles de organización de los trabajadores en el conjunto del planeta. No es la lógica de expansión de las fuerzas productivas, ni la pretendida “eficiencia” de los procesos de producción capitalista ni la racionalización que esta conlleva, ni tampoco las economías a escala, sino la organización de los trabajadores y del movimiento popular en su conjunto los que, en su accionar político, posibilitan o no la expansión del capital, por tanto los únicos que pueden detener o, en ausencia de una voluntad política en este sentido, facilitar la expansión de éste. Todo este festín del capitalismo, en plena euforia expansiva que hoy observamos con horror, hubiera sido a todas luces impensable sin la desarticulación previa del nivel de resistencia de los trabajadores.